El caldo de hueso puede ser un aliado nutricional durante la quimioterapia, pero siempre debe integrarse en un plan avalado por el oncólogo o un nutricionista especializado en cáncer. No sustituye terapias médicas, pero puede ayudar a mejorar la calidad de vida del paciente.
El caldo de huesos bien preparado es seguro, pero por la vulnerabilidad de los pacientes en quimioterapia, hay que ser más rigurosos que con otros alimentos.
La clave está en:
- Evitar la contaminación inicial (huesos y utensilios).
- Manejar tiempos y temperaturas (enfriamiento rápido, recalentamiento a ebullición).
1. Aquí un detalle de Riesgos Potenciales en la Preparación del Caldo de Huesos para considerar.
A. Contaminación inicial de los huesos
- Los huesos crudos (especialmente de animales) pueden estar contaminados con:
- Bacterias: Salmonella, E. coli, Campylobacter (comunes en huesos de pollo o res).
- Toxinas: Si el animal estuvo expuesto a metales pesados o antibióticos (por eso es clave elegir huesos de origen orgánico o de confianza).
Solución:
- Lavar los huesos con agua fría antes de usarlos.
- Blanquearlos (hervirlos 5–10 minutos y desechar esa agua) para reducir contaminantes.
B. Manipulación durante la cocción
- Aunque la cocción prolongada mata bacterias, el riesgo está en:
- Contaminación cruzada: Usar utensilios o superficies que tocaron huesos crudos sin lavar.
- Enfriamiento lento: Si el caldo se deja enfriar a temperatura ambiente por horas, bacterias como Clostridium perfringens pueden multiplicarse.
Solución:
- Refrigerar el caldo inmediatamente después de cocinarlo (en recipientes pequeños para que se enfríe rápido).
- No dejar el caldo fuera por más de 2 horas (1 hora si el ambiente está caluroso).
C. Conservación y recalentamiento
- Los pacientes inmunodeprimidos son más susceptibles a intoxicaciones incluso con pequeñas cantidades de bacterias.
- El error más común: Recalentar el caldo a fuego lento (sin llegar a ebullición), lo que no mata esporas bacterianas resistentes.
Solución:
- Hervir el caldo por al menos 3–5 minutos cada vez que se recaliente.
- Guardarlo en la nevera por máximo 3–4 días o congelarlo (hasta 3 meses).
2. ¿Por qué estas precauciones son más críticas que con otros alimentos?
- Tiempo de exposición: Aunque la cocción prolongada esteriliza el caldo, el proceso de preparación (manejo de huesos crudos, filtrado, almacenamiento) tiene más pasos donde puede reintroducirse contaminación.
- Alto riesgo en pacientes con quimioterapia: Su sistema inmunológico no puede combatir infecciones que, para una persona sana, serían leves. Por ejemplo, la Listeria (que puede crecer en líquidos refrigerados) es peligrosa para ellos.
3. Pasos para una Preparación Segura
- Elegir huesos de calidad: Preferir orgánicos o de animales criados sin antibióticos.
- Blanquearlos antes de la cocción lenta (para eliminar impurezas).
- Cocer a fuego lento mínimo 12–24 horas (para extraer nutrientes y matar patógenos).
- Colar con un filtro fino (para eliminar partículas pequeñas que puedan albergar bacterias).
- Enfriar rápidamente (usar baño de hielo si es necesario).
- Guardar en frascos esterilizados y refrigerar/congelar pronto.