La masa madre es una cultura viva de levaduras y bacterias silvestres, que se encuentran de forma natural en el ambiente y en la harina. El objetivo de este proceso es capturarlas y cultivarlas para que se vuelvan lo suficientemente fuertes como para leudar el pan.
En el tarro de vidrio, mezcla 50g de harina integral de centeno y 50g de agua tibia (28°C). Revuelve bien con una cuchara hasta que no queden grumos. Revisa la temperatura en la cinta de medición de temperatura a un lado del frasco. Ubica la banda horizontal a la altura de la masa, define un punto guia y posiciona la banda en el día y hora que estas realizando la iniciación. Cúbrelo con la cubierta de tela y déjalo en un lugar cálido, idealmente entre 24-28°C.
En estos días, es normal que no veas mucha actividad. Puede que observes algunas pequeñas burbujas, un olor levemente ácido o nada en absoluto. No hagas nada. Simplemente observa y asegúrate de que la temperatura del ambiente se mantenga estable.
Desecha la mayor parte de la mezcla (aproximadamente 80 gramos), dejando solo unos 20 gramos en el tarro. Agrega 50g de harina panadera y 50g de agua tibia (28°C). Mezcla bien. La harina panadera tiene un alto contenido de proteína, lo que ayuda a fortalecer la estructura de la masa madre a medida que se desarrolla. Repite el proceso de monitoreo y ajusta el crecimiento con la banda de medición de crecimiento, posiciona en el día y hora que estas alimentando la masa y cubre con la cubierta de tela.
A partir de ahora, vas a alimentar tu masa madre todos los días a la misma hora.
Durante estos días, deberías empezar a ver un crecimiento notable. La masa madre debería duplicar su tamaño en un plazo de 6-8 horas después de la alimentación. Cuando esto ocurra de manera consistente durante 2-3 días, ¡tu masa madre está lista para leudar pan!
La fermentación se genera luego de la transformación al crear las condiciones para que algunos es...
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